Edgardo Rodriguez Julia. Cortijo's Wake: El Entierro de Cortijo. Durham: Duke University Press, 2004. 152 pp. $17.95 (paper), ISBN 978-0-8223-3216-9.
Reviewed by Fernando Iturburu
Published on H-LatAm (September, 2010)
Commissioned by Dennis R. Hidalgo (Virginia Tech)
Enterrando a Cortijo
En 1983, apareció en pequeño libro El entierro de Cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá (Huracán, Puerto Rico). De éxito inmediato y varios miles de tiradas (más de 25 mil copias, vendidas solo en la isla), el público anglo ha debido esperar más de veinte años para conocer, en una sobria traducción, la historia de un hecho importante en la cultura de las masas boricuas: el entierro de Rafael Cortijo (1928-82), uno de sus grandes músicos.
Sin embargo, el reconocimiento “oficial” a esta pequeño obra, su entrada al “canon” de Puerto Rico, se da al incluirse un fragmento en la voluminosa Literatura puertorriqueña del siglo XX : antología, de Mercedes López-Baralt.
La crónica es un género híbrido, que se viene produciendo en América Latina desde los setentas en el campo propiamente literario. Desde el siglo XIX, tuvo su gran número de seguidores gracias a los diarios, sobre todo de una clase media que necesitaba informarse y organizar el tiempo diario, en el proceso de formación de los estados nacionales. Desde este punto de vista, la crónica periodística fue un pilar en la construcción de la identidad de los pueblos latinoamericanos, pues en ella encontramos los ingredientes que unifican historia social con reivindicación ética y la lucha por crear una sociedad de la cual podemos enorgullecernos.
Los años del post-estructuralismo, que desafiaron, entre otras cosas, la separación entre cultura letrada y cultura oral, encontraron en la crónica urbana un firme aliado. El caso de Rodríguez Juliá es parte de ese esfuerzo por generar un texto que siendo barroco, como lo es gran parte en español, también enfrentara los vaivenes de una conciencia de clase media, blanca e intelectual, en una sociedad que nace de una flagrante injusticia racial, contra la celebración multitudinaria y reactivación de un tiempo festivo condenado por el pensamiento oficial: la celebración de la muerte. El fallecimiento de Rafael Cortijo -renovador de la bomba y plena (acaso quien la devolvió a sus orígenes afros), y gran influencia de las generaciones posteriores de la llamada “música salsa- es la oportunidad para revisar algunos constitutivos de la identidad boricua, tanto a nivel de la configuración de un sentido nacionalista, como a nivel del transcurrir diario de los pobres, en medio del humor, el juego verbal (el permanente tono de punteo-contrapunteo), y un incesante ir y venir de lugar, tanto físico como metafórico, mientras se lleva a cabo el ritual en el siempre recordado Caserío Lloréns Torres.
La crónica de Rodríguez Juliá es un fresco escrito “al día siguiente” de lo que ha podido captar, las visiones de los cuerpos femeninos exuberantes, el “murmullo” del pueblo que capta como oraciones cortadas, frases, risas y llantos. ¿Qué lo animado a hacerlo así? ¿Por qué fue a ese lugar “peligroso”? Posiblemente para ir “en pos de una conciencia negra”, como diría el lingüista ecuatoriano Justino Cornejo en su Los que tenemos del mandinga. Esa conciencia individual busca perderse y encontrarse en el gentío y en su drama (o tragi-comedia pública) en ese verdadero carnaval de sentimientos que es el velorio de Cortijo.
Este libro es, sin duda, un hito en la cultura del pequeño y gran país/estado, un grado más alto y complejo de la llamada “literature popular”, pues aquí se enfrenta el narrador social y racialmente establecido a un mundo que ha estado siempre del otro lado de la calle y del que tradicionalmente siempre se ha querido conocer poco, sobre todo la clase media y los grupos intelectuales de América Latina, tan dados a seguir a pié juntillas las modas europeas y los vanguardismos anglo-sajones.
El entierro de Cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá es, literariamente, una obra muy bien escrita, amena, ágil, humorística y crítica, tanto en su gramática como en la organización de su discurso. Antropológicamente, se trata del reconocimiento explícito a la convivencia de formas de actuar, sentir y pensar de diferentes clases sociales y grupos raciales en Puerto Rico (y por extensión a América Latina). Culturalmente, este libro es una celebración acarnavalada, sostenida, lúcida, y a ratos muy sobria, para interrogarnos sobre quiénes verdaderamente somos: si varios grupos llamados a fundirnos en épocas de globalización, o vecinos que manteniendo la distancia y el respeto mutuo, aun no se animan a conocerse realmente.
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Citation:
Fernando Iturburu. Review of Julia, Edgardo Rodriguez, Cortijo's Wake: El Entierro de Cortijo.
H-LatAm, H-Net Reviews.
September, 2010.
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