
Raanan Rein. In the Shadow of Perón: Juan Atilio Bramuglia and the Second Line of Argentina's Populist Movement. Stanford: Stanford University Press, 2008. viii + 302 pp. $70.00 (cloth), ISBN 978-0-8047-5792-8.
Reviewed by Luis A. Intersimone (Texas State University at San Marcos)
Published on H-LatAm (May, 2011)
Commissioned by Dennis R. Hidalgo (Virginia Tech)
El populismo peronista y sus mediadores
La intención básica del libro de Raanan Rein es desafiar un lugar común en los estudios sobre el populismo: la idea de que no hay mediación en el trato entre un líder carismático y las masas. Para ello, el autor se enfoca en la figura de Juan Atilio Bramuglia (1903-62), interventor de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno militar que realizó el golpe de estado de 1943 y posteriormente Ministro de Relaciones Exteriores durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón (1946-52).
Rein encuadra su estudio en un “proyecto prosopográfico” en el cual, al estudiar la personalidad pública de un individuo, se examina al mismo tiempo el funcionamiento de un grupo social (p. 6). Según el autor, la mecánica de este funcionamiento grupal le permite centrarse en la segunda línea del liderazgo peronista, sobre todo el que funcionó en las provincias.
El primer capítulo del libro (“The Second Line of Peronist Leadership”) está dedicado a cuestiones teóricas, respaldadas por cuatro estudios de caso. Rein ofrece un panorama de la complejidad y contradicciones que presenta el peronismo como objeto de estudio y las interpretaciones a las que dio lugar: desde fascismo, pasando por totalitarismo, autoritarismo y bonapartismo, hasta llegar a populismo. Rein opta por esta última interpretación, basándose en el ingreso, por primera vez en la historia argentina, de las masas en la vida política (p. 16). El aspecto populista más destacado es la relación entre el líder y las masas, definida como carismática. El autor acepta la atribución de un carisma a Perón, pero considera inadecuada la noción de que el lazo con los descamisados haya sido directo (p. 20).
Las razones son dos. La primera es el interés en quebrar la visión teórica del populismo como un movimiento basado en “impulsos irracionales” de las masas. Lo que aclara Rein es que el apoyo de los trabajadores, sobre todo urbano-industriales, al peronismo provino de las constantes mejoras sociales que introdujo el nuevo gobierno, como la Ley de Previsión Social que otorgó el derecho a la jubilación y la pensión. La segunda razón, obviamente, se dirige a criticar la noción de carisma como una relación inmediata. Es aquí donde encaja su propuesta de una “segunda línea” de liderazgo, que fue la verdadera intermediaria entre las masas y Perón. A modo de demostración, ofrece cuatro ejemplos de líderes de segunda línea: Ángel Gabriel Borlenghi (líder sindical que se transformó en Ministro del Interior); Domingo Mercante (militar, director general de Trabajo y gobernador de la provincia de Buenos Aires); Miguel Miranda (empresario, presidente del Banco Central y del Consejo Económico Nacional); y José Figuerola (abogado español y consejero técnico en asuntos laborales y demográficos).
Un aspecto que queda claro es la astucia de Perón en reclutar para su segunda línea funcionarios de sectores sociales complementarios que le sirvieran de enlace con esos mismos sectores, de modo tal que pudiera cubrir el campo más amplio de influencia posible. Así, Borlenghi provino de la Confederación General de Empleados de Comercio y del socialismo; Mercante, del Ejército y, a través de relaciones familiares, con lazos en la Unión Ferroviaria y los trabajadores de la industria de la carne; Miranda, de la Unión Industrial; Figuerola fue un experto en relaciones laborales y derecho y, significativamente, había sido funcionario de la administración del dictador Primo de Rivera en España y luego cultivó lazos con la España franquista.
Por su parte, el padre de Bramuglia había sido obrero ferroviario y él mismo, luego de graduarse de abogado, trabajó como consejero legal para la Unión Ferroviaria, entre varios otros sindicatos; años más tarde, la UF se transformaría en una de las piedras fundacionales del peronismo (p. 72). Desde estos modestos lugares de poder, Bramuglia hizo campaña a favor de una “seguridad social” al estilo europeo (o sea, un estado de bienestar social-demócrata). Según Rein, Bramuglia y Borlenghi fueron los primeros en introducir en el peronismo conceptos de la izquierda que ya se hallaban presentes en la Argentina desde fines del siglo XIX (p. 75). Perón lo llevó a trabajar con él a la Secretaría de Trabajo y en 1945 asumió como interventor de la provincia de Buenos Aires. Este cargo siguió a un quiebre traumático con el Partido Socialista de Mario Bravo, en el cual el abogado había militado varios años. En síntesis, su función fue movilizar el apoyo de la clase media para la candidatura de Perón y, a la vez, pasar leyes jubilatorias y derechos laborales para la clase trabajadora (p. 85). El segundo capítulo, “From Socialism to Peronism,” trata acerca de estos pormenores.
El tercer capítulo, “The Third Position and the Price of Success,” relata las peripecias de Bramuglia como canciller durante el período 1945-49. La evaluación de Rein es que se trató de uno de los mejores desempeños en política exterior que hubo nunca en la Argentina. Sin embargo, el éxito del abogado fue una verdadera victoria pírrica donde se pone de manifiesto una de las conclusiones del libro: “Perón was a victim of his own propaganda, which extolled his omnipotence and his supposed direct bond with the masses” (p. 145). Puesto que Perón percibió en Bramuglia una amenaza a su imagen, decidió deshacerse de quien era uno de sus colaboradores más talentosos e inteligentes (p. 144). El capítulo es también un interesante testimonio de las interminables intrigas palaciegas en el seno del movimiento (dos archienemigos del protagonista son Evita Perón y José Arce, el embajador ante la ONU.)
El cuarto capítulo se enfoca en los años posteriores al derrocamiento de Perón y las luchas intestinas entre las diversas ramas en las que se fragmentó el peronismo en la (semi)clandestinidad. Hay que resaltar la simpatía que aflora en el autor hacia la ideología de su biografiado, debido a su reformismo social-demócrata (que incluso se podría caracterizar de demócrata cristiano) y a su interés por “institucionalizar” el peronismo, intentando consensuar con los militares. Coincidiendo con Bramuglia, Rein parece resistir “las alternativas extremas” y la “lucha heroica” (p. 162) y oponerse a las tendencias demagógicas, el culto a la personalidad y al paulatino autoritarismo de Perón (p. 167). Para el historiador, una de las virtudes del abogado fue darse cuenta temprano de la “futilidad” de la resistencia peronista y la importancia de un sistema político institucionalizado (p. 165). No obstante, en vista de lo sucedido con las elecciones de 1962, cuando el peronismo se impuso en la mayoría del país, los militares desconocieron el resultado y depusieron al presidente Arturo Frondizi, habría que darle un poco la derecha a Perón por su capacidad de reconocer la imposibilidad de negociar con “la Revolución Libertadora” (la sublevación y golpe de estado autodenominado así, ocurrido el 16 de septiembre del 1955).
Comoquiera que fuese, Rein propone en el último capítulo que la oposición que enfrentó Bramuglia por parte del mismo Perón fue debido a que éste no quería que un “hombre fuerte” lo eclipsara. “In a country like Argentina, which has oscillated between ideological inconsistency and the narrowest dogmatism, the trajectory of political leaders like Bramuglia needs to be redeemed” (p. 216), es la conclusión del autor.
Como el mismo Rein afirma, la biografía de Bramuglia se puede comparar con trabajos como el de Daniel James (Doña María’s Story), en el sentido de que es un tipo de historia personal que destaca el accionar de figuras secundarias, marginales o anónimas en un movimiento caracterizado por la fagocitación simbólica de las “grandes figuras” de Perón y Evita. Al mismo tiempo, se puede complementar con o iluminar estudios del tipo de Las políticas de los pobres de Javier Auyero: los “punteros” como parte de una “tercera” (o “cuarta”) línea de liderazgo en tanto “burocracia representativa” que media entre el líder y sus seguidores. Esta complementariedad paradójicamente resalta una limitación en el libro de Rein. Si bien la intención de su obra fue revelar la importancia de los intermediarios en la relación entre el líder y las masas (p. 217), Rein pasa la mayor parte del tiempo dedicado a indagar las relaciones entre los intermediarios y el líder o entre los intermediarios entre sí (como por ejemplo, las interesantes luchas intestinas entre Bramuglia y Arce) y no tanto las relaciones entre los intermediarios y las masas.
En lo que sí parece convincente es en señalar las razones (o al menos una) por las cuales el peronismo fracasó en sentar las bases para un sistema democrático estable en la Argentina, con lo que sería la mejor opción a juicio del autor: un partido reformista con raíces social-demócratas (p. 4). Rein atribuye este fracaso al liderazgo personalista de Perón que socavó sistemáticamente la tarea de cualquier colaborador que pudiera eclipsarlo políticamente. Como señala Rein, el triunfo de Perón en ubicarse como un referente primordial en la vida política argentina a partir de 1943 fue también una derrota para su movimiento.
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Citation:
Luis A. Intersimone. Review of Rein, Raanan, In the Shadow of Perón: Juan Atilio Bramuglia and the Second Line of Argentina's Populist Movement.
H-LatAm, H-Net Reviews.
May, 2011.
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