Frank Salomon, Stuart B. Schwartz, eds. The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas: Volume 3, South America. Cambridge: Cambridge University Press, 1999. Index. $125.00 (cloth), ISBN 978-0-521-63075-7.
Reviewed by Jorge A. Gamboa M. (Instituto Colombiano de AntropologÃÂa e Historia)
Published on H-LatAm (August, 2005)
Los editores del volumen III de The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas dedicado a Suramérica presentan una obra útil y ambiciosa que pretende ser un estudio de los pueblos nativos del continente y algunas zonas del Caribe, desde las fases de poblamiento más temprano hasta la década de 1990. El volumen está dividido en dos partes y en la presente reseña me propongo analizar solamente la primera, que incluye 13 capÃtulos de un total de 26 y cronológicamente va hasta las primeras décadas de la Conquista española en el siglo XVI.
La obra fue concebida como una especie de actualización del Handbook of South American Indians, publicado en 1946 por el antropólogo evolucionista Julian Steward. Sin embargo, su objetivo no es simplemente el de poner al dÃa una serie de conocimientos, conservando el mismo enfoque general, sino elaborar un trabajo completamente diferente en cuanto a su concepción, fundamentación conceptual y organización, que refleje las discusiones más avanzadas del momento. Por lo tanto no se hizo pensando en una enciclopedia o manual de los pueblos indÃgenas suramericanos. De entrada se advierte que su enfoque es histórico y temático, evitando una postura evolucionista o una orientación regional. La obra pretende de esta manera centrarse en los procesos históricos principales, sin el ánimo de hacer un cubrimiento exhaustivo de regiones y sociedades. También se quiso combinar las perspectivas autóctonas con las miradas externas de los especialistas, intentando un encuentro entre "las historias de los indios" y las "historias indÃgenas".
Con el fin de cumplir tan ambiciosos objetivos, los editores diseñaron un marco general de lo que consideraron que fueron las lÃneas principales de la trayectoria de los pueblos indÃgenas del continente, que incluÃa los procesos básicos y las divisiones cronológicas y regionales que parecÃan más adecuadas. Luego convocaron a un grupo de especialistas a los cuales encargaron la elaboración de los capÃtulos en que se dividió el trabajo. Los autores se movieron dentro de una gran variedad de disciplinas y enfoques teóricos. Se basaron en la arqueologÃa, las fuentes documentales y etnográficas, asà como en estudios de lingüÃstica histórica, demografÃa, estudios bioculturales, etc. Un hecho notable para destacar es que se hizo un esfuerzo para que fuera reconocido el trabajo de los académicos suramericanos, poco conocidos dentro de los lectores en lengua inglesa. Los autores fueron advertidos para que trascendieran los lÃmites de las naciones actuales, incluyeran en sus estudios autores latinoamericanos y trataran en lo posible de darle un espacio a las voces de individuos nativos particulares, con el fin de evitar la reificación de la categorÃa "América Nativa". Los principios generales que guiaron la obra fueron los siguientes:
En primer lugar se hicieron más permeables las distinciones entre las sociedades de las tierras altas y de las tierras bajas, con el fin de romper con la dicotomÃa entre los "civilizados" y los "primitivos". En segundo lugar, aunque se reconoce que la Conquista tuvo un impacto, sobre todo en términos biológicos y demográficos, se hizo énfasis en la agencia (agency) indÃgena y en la individualidad. Se evitó el significado apocalÃptico que algunos autores le otorgan a 1492 y se procuró tratarlo como un episodio más en la cambiante y compleja historia de las instituciones nativas. Por último, se evitó hacer comparaciones anacrónicas a partir de los lÃmites de los Estados nacionales actuales. De este modo, la mayorÃa de los autores no considera a los indÃgenas como grupos aislados, encerrados en si mismos, que practican una "resistencia" en el sentido más simplista del término, sino como participantes de pleno derecho en la historia moderna temprana trasatlántica, en la construcción del capitalismo, la caÃda del Antiguo Régimen y la formación de algunos de los Estados independientes poscoloniales más tempranos.
Una obra de tal envergadura y complejidad podrÃa considerarse como parte de la disciplina que se ha dado en llamar "etnohistoria" desde hace algunas décadas. Sin embargo los editores prefieren que no se denomine de esta manera, debido a la connotación como "historia de los indios" que tiene la palabra y que, según ellos, podrÃa introducir algunos equÃvocos: los pueblos que antes se consideraban "sin historia" pasarÃan a ser pueblos "con etnohistoria", lo que mantiene una especie de "apartheid intelectual". El único uso que consideran adecuado de este término serÃa en el mismo sentido que tiene en palabras como "etnobotánica" o "etnoastronomÃa", es decir, como el estudio de la forma en que cada cultura particular concibe su desarrollo en el tiempo, el cambio social y la causalidad humana.
Además, los editores hacen una serie de precisiones útiles en la introducción acerca de algunos problemas sobre los cuales muy pocas obras dedicadas a los pueblos indÃgenas de las Américas se detienen a reflexionar. Por ejemplo, el complejo asunto de los nombres que se usan para referirse a los diversos grupos humanos. Es bien conocida por los especialistas la dificultad que hay en la mayorÃa de los casos para establecer el nombre "correcto" de algún grupo étnico y para lograr un consenso entre los especialistas y los mismos nativos. No solamente suelen existir varios nombres para denominar un grupo, sino que estas denominaciones tienen enormes connotaciones polÃticas y académicas. Por lo tanto, los editores proponen algunas pautas generales para tratar de unificar los nombres en la obra y de esta manera evitar confusiones a los lectores, pero reconocen al mismo tiempo que se trata de un problema finalmente insoluble. Lo mismo sucede con conceptos como el de "tribu", con una larga historia dentro del ámbito académico y una serie de connotaciones que pueden ser más o menos afortunadas o la categorÃa "indio", cuyo uso se evita al máximo y solo se mantiene para significar un rol colonial ejercido por los nativos.
La primera parte de esta obra consta de trece capÃtulos, organizados combinando criterios cronológicos, temáticos y regionales. Al final de cada uno de ellos se presenta un ensayo bibliográfico que resulta muy útil como guÃa para el lector que quiera profundizar un poco más sobre los temas discutidos. Este es uno de los grandes aciertos para la obra, lo que la convierte en un buen texto introductorio para cualquier curso universitario sobre los periodos y las temáticas analizadas.
El capÃtulo 1, "Testimonios: la elaboración y lectura de las fuentes históricas nativas suramericanas", escrito por Frank Salomon, explora la variedad de las formas "indias" de reconstrucción del pasado, como el mito y la tradición oral, entre otros.[1] Formas que representan un reto para conciliarlas con las formas occidentales de comprensión histórica. En el capÃtulo 2, "EtnografÃa en Suramérica: los primeros doscientos años" de Sabine MacCormack, se examinan los marcos mentales que han desarrollado los europeos para ver a los suramericanos en los dos primeros siglos del contacto. Se hace especial referencia a grupos como los GuaranÃ, Tupinamba, el Tawantinsuyu y sus vecinos, la AmazonÃa y Venezuela. El capÃtulo 3, "Las formas de vida suramericanas más tempranas" de Thomas F. Lynch es un análisis de los procesos más antiguos de poblamiento del continente y la construcción de las principales áreas culturales. Este ensayo contrasta con el siguiente capÃtulo, ya que Lynch manifiesta su escepticismo frente a teorÃas que plantean un poblamiento muy temprano, anterior al 12.000 antes del presente. El capÃtulo 4, "La dinámica marÃtima, montañosa y selvática y los orÃgenes de la cultura compleja" de Anna C. Roosevelt plantea un modelo cronológico más antiguo y enfatiza el surgimiento de las sociedades sedentarias basándose en la agricultura. Su argumento central es que la complejización polÃtica tiene poco que ver con la centralización polÃtica.
Los capÃtulos del 5 al 9 son estudios arqueológicos regionales que van desde el surgimiento de sociedades aldeanas hasta la llegada de los Inca y los españoles. En el capÃtulo 5, "La evolución de la diversidad andina: formaciones regionales (500 a.C.-600 d.C.)", Izumi Shimada examina la diversidad de los Andes y la Costa PacÃfica, incluyendo el "Horizonte Chavin", aunque adoptando una posición más balanceada al mostrar la naturaleza multicéntrica de la prehistoria andina. El capÃtulo 6, "Urbanismo andino y construcción del Estado (550-1450 d.C)" de Luis Lumbreras, analiza la construcción de grandes unidades polÃticas como Tiwanaku, Wari y Chimor y su interrelación con el resto de los pueblos de la región.
Voy a detenerme un poco más en el capÃtulo 7, "Jefaturas: la prevalencia y persistencia de los "señorÃos naturales" desde 1400 hasta la conquista europea", de Juan y Judith VillamarÃa ya que tratan algunos temas relacionados con mi especialidad, sobre los cuales quisiera hacer algunas precisiones. El ensayo analiza las jefaturas (cacicazgos) o "sociedades intermedias", como una forma de organización social muy común en Suramérica, que debe ser vista en sus propios términos y no como un Estado incipiente o un paso intermedio en el proceso evolutivo. El análisis va desde el Caribe hasta el norte de Argentina, con cierto énfasis en los "Chibcha" del actual territorio colombiano. En primer lugar, quisiera señalar que el uso del término Chibcha para referirse a los cacicazgos que poblaron el actual altiplano cundiboyacense de Colombia ha sido descartado desde hace muchos años por los especialistas, quienes hoy en dÃa se refieren a estos grupos como "Muisca". Los autores del ensayo señalan en la nota 6 (p. 584) que han decidido usar el término Chibcha para referirse al grupo étnico para no confundirlo con el periodo arqueológico denominado Muisca. Además, señalan que la palabra Muisca, que significa hombre en la lengua nativa, fue deformada por "Mosca" por los españoles y que esto tiene un claro sentido peyorativo en el contexto colonial. Sin embargo esto no es asÃ. Desde la década de 1980 se acordó entre los especialistas que el nombre más correcto era Muisca y se reservó Chibcha para referirse a la familia lingüÃstica de la cual hacen parte la lengua muisca y otras circunvecinas. Además el análisis de los diccionarios y gramáticas de la época no indica ningún sentido peyorativo del término Muisca, el cual era el que usaban normalmente los grupos del siglo XVI y XVII para referirse a si mismos. Todo indica que los autores están un poco desactualizados sobre el tema. Esto se confirma al revisar la parte correspondiente a los Muisca (o Chibchas) en el ensayo bibliográfico. Según lo declaran los mismos autores (p. 661), solamente se basaron para escribir esta parte en sus propias investigaciones de los años 1970, en las obras de Silvia Broadbent de la década de 1960 y en dos trabajos arqueológicos de finales de la década de 1980. Pero durante las décadas de 1980 y 1990, y mucho antes de la publicación del libro que se viene analizando, se habÃan publicado trabajos clásicos sobre los muisca, que son referencia obligada para este tema, como las obras de Carl Langebaek [2], Edurardo Londoño [3] o Roberto Lleras [4], entre otros.
Volviendo a la organización de la obra, el capÃtulo 8, "ArqueologÃa de la Región Caribe" de Louis Allaire analiza las oleadas migratorias en el Caribe con base en la evidencia arqueológica disponible, en tres momentos principales: desde el 3000 al 1500 a.C., desde el 1500 a.C. hasta el 500 d.C. y desde el 500 al 1500 d.C. El capÃtulo 9, "Prehistoria del Cono Sur" de Mario A. Rivera se concentra en esta región, cubriendo un periodo que va del 1000 a.C. hasta el siglo XVI. El trabajo divide la zona en cinco regiones arqueológicas: Andes centrales del sur, Chaco, Araucania, Pampas y Patagonia y discute la caracterización de "marginal" que en su momento le dio el Handbook of South American Indians a las sociedades nativas habitantes del extremo sur del continente. Los capÃtulos del 10 al 13 son análisis de la expansión imperial, tanto de los Inca como de los españoles. El capÃtulo 10, "El Imperio de las cuatro partes (The Fourfold Domain): el poder inka y su fundamentación social" de MarÃa Rostworowski y Craig Morris, es un estudio del imperio inka desde su surgimiento alrededor de 1400, hasta la invasión española en 1532, con énfasis en sus formas distintivas de organización económica e ideológica. El capÃtulo 11, "Las crisis y transformaciones de las sociedades invadidas: el Caribe (1492-1580)" de Neil L. Whitehead trata sobre la conquista y colonización de las islas del Caribe y el norte de Suramérica hasta 1580. Se muestra el fuerte impacto que este proceso tuvo en la región insular y los asentamientos costeros que se establecieron en la tierra firme, con poca penetración hacia el interior. Este fue un periodo crucial ya que se pusieron a prueba las instituciones coloniales y se diseñaron las técnicas de conquista y poblamiento que serÃan aplicadas en las décadas posteriores. También se vieron las primeras reacciones indÃgenas, que prefiguraron lo que serÃan los procesos posteriores en el resto de América. El capÃtulo 12, "Las crisis y transformaciones de las sociedades invadidas: el área andina (1500-1580)" de Karen Spalding, analiza la conquista de la región andina, donde los españoles lograron apropiarse de una gigantesca estructura de poder preexistente, que luego se desintegró en unidades locales que se involucraron en luchas polÃticas que dificultaron a largo plazo la centralización del poder. Finalmente, el capÃtulo 13, "Las crisis y transformaciones de las sociedades invadidas: la costa del Brasil en el siglo XVI" de John M. Monteiro se concentra en la conquista del Brasil, especialmente en lo que concierne a los pueblos TupÃ-GuaranÃ. Se muestra cómo la colonización dependió en muchos casos de la alianza con los indÃgenas, sin que existiera una centralización del proceso. La alianza permitió el comercio y la esclavización de los nativos, lo que generó el colapso demográfico, la huida de las gentes y la resistencia armada.
La primera parte del volumen III de The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas es una obra fundamental para los académicos interesados en la historia de los pueblos indÃgenas de Suramérica, como se ha podido apreciar. Sus ensayos y la orientación bibliográfica que brinda la convierten en una herramienta muy valiosa, tanto para los especialistas como para los que recién se acercan a estos temas. Una obra como esta tiene todas las cualidades necesarias para servir como texto en cursos universitarios a todo nivel. Ojalá que algunos problemas que se han podido detectar, como los que se señalaron para el capÃtulo 7, no se hayan presentado en otros ensayos.
Notas:
[1] Los tÃtulos originales están en inglés. La traducción es del autor de la reseña.
[2] Carl Langebaek, Mercados, poblamiento e integración étnica entre los Muiscas, siglo XVI (Bogotá: Banco de la República, 1987).
[3] Eduardo Londoño Laverde, "Los cacicazgos muisca a la llegada de los conquistadores españoles. El caso del zacazgo o â??Reinoâ?? de Tunja" (Tesis de pregrado en antropologÃa. Universidad de los Andes, Bogotá, 1985).
[4] Roberto Lleras, "Las estructuras de pensamiento dual en el ámbito de las sociedades indÃgenas de los Andes Orientales", BoletÃn Museo del Oro, 40 (1996): pp. 3-15.
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Citation:
Jorge A. Gamboa M. Review of Salomon, Frank; Schwartz, Stuart B., eds., The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas: Volume 3, South America.
H-LatAm, H-Net Reviews.
August, 2005.
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